Quién no ha oído hablar alguna vez sobre las dietas “milagro” o métodos rápidos para perder peso. Aunque son muy atractivos y tentadores, estos enfoques suelen ser poco efectivos a largo plazo y, en algunos casos, incluso pueden dañar nuestra salud. Para lograr un cambio duradero y positivo en nuestro peso corporal y en nuestras vidas, es fundamental contar con el acompañamiento de un profesional en nutrición. Las razones te las explicamos a continuación. 

1. Un nutricionista tiene en cuenta que cada persona es distinta, tiene necesidades diferentes y se relaciona en entornos laborales y familiares particulares.

Un aspecto clave que diferencia a los nutricionistas de otros métodos para perder peso es su capacidad para realizar una evaluación personalizada de cada persona. No se trata solo de considerar que cada cuerpo es diferente y lo que le funciona a una persona no tiene porqué funcionarle a otra. Sino que un nutricionista evaluará también tu historia clínica, condiciones de salud (por ejemplo, hipertensión, diabetes, intolerancias alimentarias) y tu estilo de vida y tus relaciones sociales para diseñar un plan que se adapte a tus necesidades. Por ejemplo, si por motivos laborales comes a menudo en restaurantes, la labor de un nutricionista te ayudará a realizar a diario las elecciones del menú más convenientes para ti, de modo que incorporas las mejoras y los cambios necesarios de manera práctica y realista.

Además, el nutricionista puede sugerirte recetas y opciones creativas que disfrutes, lo que hará que el proceso de cambio de hábitos sea mucho más placentero y sostenible.

Asimismo, los nutricionistas son capaces de identificar deficiencias nutricionales específicas. Muchas personas que intentan perder peso por sí mismas suelen reducir tanto su ingesta calórica que acaban comprometiendo su salud debido a la falta de nutrientes esenciales. En algunas de ellas pueden detectarse déficit de fibra, calcio, hierro, y vitaminas como la A, D, C o la B12, o exceso de proteinas, grasas e incluso colesterol. En la imagen de portada de este artículo se muestran ejemplos de dietas extrañas y llamativas, al tiempo que claramente desequilibradas. 

 

2. Un nutricionista te enseña a hacer elecciones correctas en tu día a día para conseguir un cambio duradero.

Uno de los mayores beneficios de trabajar con un nutricionista es que no solo te ayudarán a perder peso, sino que te enseñarán a comer de una manera saludable que puedas mantener a largo plazo. Por ejemplo, tu nutricionista te enseña a leer e interpretar correctamente las etiquetas de los alimentos elaborados que compras para tu casa en cuestiones como contenido en sal, en azúcar, tipo de grasas, así como saber discernir entre las declaraciones nutricionales y las que son mero marketing, etc.

Los nutricionistas explican de manera sencilla cómo afectan los alimentos a tu cuerpo, la importancia de cada grupo alimenticio, y cómo organizar tus comidas para obtener energía sostenida y evitar los picos de hambre. Al aprender estos conceptos, estarás mejor preparado para mantener tu peso ideal de forma autónoma y evitar el famoso “efecto rebote” que suele ocurrir tras dietas rápidas y restrictivas.

 

3. El nutricionista proporciona apoyo psicológico y motivacional para cumplir tus objetivos.

Para cualquiera de nosotros los cambios son duros. Pensemos en ejemplos como cambio de jefe, de procedimientos habituales de trabajo, de lugares, etc... Los cambios de hábitos alimenticios tampoco son sencillos y pueden ser un desafío emocional y mental difícil de superar. Muchas personas se enfrentan a problemas de autoestima, ansiedad o incluso depresión relacionados con su peso. Un nutricionista está capacitado no solo en aspectos fisiológicos y alimenticios, sino también en técnicas de motivación y apoyo emocional.

Tener un profesional que conoce perfectamente tus objetivos y que te apoya y anima durante tu proceso de pérdida de peso puede marcar la diferencia entre rendirse y alcanzar tus metas. Además, te ayudará a desarrollar una relación saludable con la comida, abordando problemas como el "comer emocional", un factor común que suele obstaculizar el progreso en el camino hacia una mejor salud.

 

4. Un nutricionista te acompaña para conseguir un adelgazamiento con control y seguridad.

Algunas dietas que circulan en internet y redes sociales, además de prometer resultados rápidos, resultan desequilibradas y peligrosas para la salud. Desde dietas extremadamente bajas en calorías hasta métodos que excluyen grupos de alimentos completos, estos métodos no solo no son sostenibles en el tiempo, sino que también pueden provocar efectos secundarios perjudiciales como fatiga, debilidad muscular, caída del cabello y problemas digestivos.

Un nutricionista se asegurará que tu pérdida de peso sea progresiva y segura, evitando los riesgos asociados a una pérdida rápida. El objetivo no es solo alcanzar un número en la báscula, sino conseguirlo de forma paulatina que garantice un estado de salud óptimo. Gracias a los ajustes del nutricionista en los macronutrientes y en las calorías se evitarán desequilibrios.

 

5. El nutricionista busca tu salud a largo plazo.

Perder peso no debería ser solo una cuestión estética, sino que tiene un gran impacto en prevención de enfermedades. La obesidad y el sobrepeso están relacionados con mayores riesgos de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares e hipertensión.

Al trabajar con un nutricionista, no solo estás perdiendo peso, sino que también estás aprendiendo a adoptar hábitos que reducirán tu riesgo de padecer enfermedades en el futuro, con lo que inviertes en tu salud a largo plazo.

 

Conclusión

Bajar de peso y mejorar la salud no es una tarea sencilla ni rápida; requiere tiempo, paciencia y la orientación adecuada. La figura del nutricionista es esencial en este proceso, ya que no solo te brinda un plan personalizado y seguro, sino que también te proporciona la educación y el apoyo necesario para que estos cambios sean duraderos. Al invertir en un profesional de la nutrición, estás invirtiendo en una mejor calidad de vida y en una salud a largo plazo.